domingo, 1 de febrero de 2009

Sentir sintiendo hasta conseguir la sensación

Esta lloviendo, hay una tormenta increible trás los cristales de mis ventanas. Los rayos son muy luminosos, y los truenos ensordecedores. Pero no tengo miedo, me encanta. Es un ambiente propicio para estudiar, para encender una luz tenue y disfrutar del ruido, calcular en mis descansos a qué distancia esta la tormenta, y saber que cualquiera de esos rayos escoge sus destinos al azar. Recuerdo perfectamente el día en que un rayo rompió la mayoría de los electrodomesticos de casa, y como sentí, más que miedo, morbo por sentir.
Algún día me encataría decir no a la responsabilidad, pensar que no me voy a enfermar, y salir a la calle y ponerme debajo de la lluvia, descalza, y disfrutar de humedecerme poco a poco hasta que quede totalmente empapada y que las gotas acaricien mi pelo y mi piel. Tiene que ser una sensación maravillosa.
Adoro las tormentas.