miércoles, 29 de septiembre de 2010

Valer, valor, vencer

Cuentan que un señor llegó a la estación de tren, en un pequeño pueblecito. Como llevaba consigo tres pesadas maletas, trató de encontrar un maletero que le ayudara a llevarlas al hotel, que estaba tres calles más allá.

Preguntó al jefe de estación y éste le dijo que buscara a Juancho, a quien encontraría seguramente en la plaza de enfrente. El señor cargó sus maletas hasta la plaza y, allí, tendido al sol sobre un banco, encontró a un barbudo y desaliñado lugareño, que supuso que era Juancho.

-¿Juancho?

-Sí.., ¿Eh...?- dijo el hombre sin moverse.

-¿Usted es Juancho?

-Sí, señor- contestó sin moverse.

-Usted es el maletero?

-Ajá!- siguió sin moverse.

-Usted debería estar en la estación y no aquí, en la plaza.

-¿Y para qué?

-¿Cómo que para qué? Estando allí encontraría al menos diez veces más de pasajeros que estando aquí.

-¿Y para qué quiero diez veces más pasajeros?

-¡Para ganar más dinero!

-¿Y para qué?

-¡Pero hombre! Para comprar una moto, por ejemplo.

-¿Y para qué querría yo una moto?

-Para llevar maletas en un remolque con la moto.

-¿Y para qué?

-Para hacer más viajes en menos tiempo.

-¿Y para qué?

-Para ganar más dinero y, con un poco de suerte, convertirse en un empresario de transportes.

-¿Y para qué?

-¡Para ganar mucho dinero!

-¿Y para qué querría yo tanto dinero?

-Y... cuando tenga mucho dinero, podrá vivir sin trabajar y descansar aquí en la plaza todo lo que quiera.

-¿Y ahora qué estoy haciendo?- contestó Juancho abriendo un solo ojo.



Con este cuento, no quiero hacer ver que el esfuerzo no sirve para nada, ni mucho menos!! Las personas han de conseguir todo aquello que anhelan con dedicación, ya sea ese aquello material o intangible.

Con este cuento, quiero plantearme una cuestión, ayer mismo me preguntaron: ¿Te gusta el dinero? en un primer momento me quedé paralizada... ¿Me gusta el dinero? Y si es así ¿Para qué? Cuando era pequeña (más) siempre quería ser rica, tener un vestidor, una casa enorme, un jardín donde poder desayunar los fines de semana. Con el tiempo, además de todo esto, quería tener un trabajo que me hiciera feliz para poder conseguir todo esto y así disfrutar más esos desayunos de fines de semana en el jardín. Con el tiempo quería ese trabajo que me hiciera feliz con una persona que me quisiera y apoyara a mi lado, y con el tiempo... esa casa enorme se ha convertido en una casita con millones de libros, muchos cojines hechos por mí, mantas, colchas, chimenea y una bodeguita para disfrutar de los mejores momentos. Las expectativas cambian, cambian, a mi parecer, a mejor. Mejor,porque ya no quiero ser rica, quiero ser rica en amor de las personas que me rodean, en satisfacción con todos lo que he hecho a lo largo de mi vida, con disfrutar de las pequeñas cosas que siempre me han hecho feliz. Sigo queriendo tener un vestidor, pero de cosas de euro, que además son las que disfruto más.


Gracias a todos los que propiciaís que ese día llegue.A todos los que me brindais vuestro amor, que es lo que más valoro en esta vida. Y a los que metita a metita hacemos el caminito.