jueves, 16 de febrero de 2012

Abracadabra


Érase una vez una hada madrina, pequeñita.

No era un hada normal, era un hada inestable. Que paradójicamente creía que era estable.

Mantenía una vida feliz, iba consiguiendo metitas, cumpliendo sueños de sus allegados, los suyos, y así iba caminando por el mundo que se creaba, sin más complicaciones a su alrededor.

Un día hubo un bajón, pero con magia y cariño lo superó. Siguió andando y andando, sueños, más sueños y... zacadilla!!!!!

Lo que el hada no sabe es que ese mundo sin complicaciones, era complicado.
Lo que el hada no sabía es que ese mundo complicado está lleno de sueños más grandes aún.
Lo que el hada ha de saber es que la paciencia es una virtud.
Lo que el hada quiere es seguir soñando despierta.

El hada es pequeña, pero grande.
Yo se lo digo siempre.

viernes, 10 de febrero de 2012

Mucho tiempo ha pasado

He sacado el trapo del polvo, y me he dado cuenta de que también necesito Cristasol para este rinconcito. Hasta el punto de leer entradas antiguas, y no entender que se me pasaba por la cabeza. Pero me ha gustado, verme reflejada, mejor y peor.

Han pasado tantas cosas, han cambiado tantas otras, han crecido muchas, han menguado otras tantas. Pero sigo escribiendo siempre a la misma hora. Al final del día, cuando ya han recaído muchas emociones sobre mí. Porque sigo siendo la misma.

El mundo que ahora llevo a mis espaldas es más. En todos los sentidos. Pero ya habrá tiempo para rememorar experiencias maravillosas del otro lado del planeta. Ahora tengo una cosa en mente para esta entrada...

En mi cabeza no cesa de aparecer una imagen, una sonrisa. En Chile, conocí a una persona que sólo puedo describir con una palabra: Sonrisa. Tengo su sonrisa marcada a fuego en mi mente. Y no sólo físicamente, sino, la connotación que trae sobre ella. Perenne, incansable, indomable. Maravillosa. ¿Problemas? Mil ¿Qué sepamos? Ninguno, sólo intuiciones, pero no paraba de sonreirle a la vida.

Me contagiaba, me encantaba compartirla, me animaba, pero jamás me hacía preguntarme cómo hacerlo igual hasta hoy. Hay que ver como somos, que esas cosas que no nos planteamos en el momento aparecen cuando menos te lo esperas, cuando tienes una crisis interna, cuando te crees que todo recae sobre tí. Egoista.

Tenía más problemas, menos dinero, más preocupaciones, más personas a su cargo. Y sonreia. No se si lloraba al irse. Pero no se porqué, creo que no. Que lo afrontaba con energía, con paciencia, con amor a los demás, y con generosidad. Pasaba penurias, pero todos, TODOS, querían siempre su compañía. Imposible en muchas ocasiones. Pero cuando estaba, se agradecía. Y al irse, todos se quedaban sonriendo igual.

Me encantaba el valor que le daba al dinero: el justo y necesario para lo necesario sin necesitarlo. Me gustaba lo que transmitía a los demás: alegría constante y buen sabor de boca al irse. Me hacía sentir especial, sólo con un par de frases dedicadas a mí. Es increible.

Quiero acordarme de esto cada día. Que existen personas así. Que todos deberíamos de aprender. Que es muy hermoso transmitir que los problemas tienen la importancia que uno quiera darle, y que hay que gastar las energías en lo que realmente se lo merece. No banalidades. Hay que esforzarse en ser feliz siempre, es la única manera de hacerselo sentir a los demás, indiscriminadamente.

Lo mejor, es que sin ser especialmente bella, era preciosa. Muy muy hermosa. La más bonita de hecho. Y me saca, también, una sonrisa al recordarla. Quisiera ser como ella, ojalá algún día tenga una percepción parecida de la vida.

Esto ha sido una de las muchas cosas que me han enriquecido. Y ella una de las personas que ha colaborado.

Gracias a la vida.