martes, 6 de abril de 2010

Qué caras más tristes...

"A pesar de lo defendido que está uno en un lugar; a pesar de lo estable y lo normal que parece todo, también en alguna ocasión, que ni siquiera es importante, incomprensiblemente, sin que se haya podido prever, se efectúan, de pronto, extraordinarias e importantísimas transformaciones en lo más hondo de una persona. Puede volverse todo del revés, sin que sepa uno de que mano lo ha tocado, puede cambiar de lado la visión de las cosas cotidianas, aunque esta alteración no dure más de unos instantes,; quedar el mundo antes desenfocado, perdido y dejarse entrever otro nuevo de intensos y angustiosos acontecimientos. Enturbiarse y conmoverse en sus cimientos todas las garantías de seguridad; perder su vigor en las costumbres metódicas y conocidas, volverse totalmente ineficaces".

Carmen Martín Gaite.

Y todo esto para qué? Para qué esforzarse en un sentimiento? Si al final, se queda siempre, en presentimientos, en caminos bifurcados, que enriquecen, pero vagamente, se esfuman del mismo modo que llegan, y encima... dejan mal sabor de boca. Algunas son mucho más intensas, duraderas, y sobre todo estables. Estables, hasta que llega una racha de viento, que te hace cerrar los ojos, para abrirlos más tarde, y... vaya! Yo qué pensaba que tenía los ojos marrones! Resulta que los tengo verdes! Jummm... Dormimos un rato? Mañana será otro día, en el que espero, que sigan siendo verdes, sino, algún día me van a diagnosticar algo malo.

Iván retrasa su estreno, seguro que tiene sus motivos. Depende qué, y quién, me da la gana mirar el color de ojos :)

Una vez en el cole, me dijo una profesora, que cuando escribes una carta, cuando estás escribiendo sin pensar, después no vale reescribir la carta, ni borrar palabras, nada, si sale, sale, y ahí ha de quedarse, pero...¿Quién no ha querido borrar una entrada? Y ya no entradas, sino canciones, canciones que dicen menos, y canciones que dirán más de menos.

Buenas noches.

No hay comentarios: