lunes, 3 de febrero de 2014

Ella sonríe y devora la vida.

Todo eran señales para volver.

1. Positivizando las 3 horas que paso diarias en transporte público, he vuelto a leer.

2. La pesada de mi hermana mayor, no para de machacarme con que no toda mi creatividad puede ir dirigida al tricot y al tricot y al tricot.

3. Pero lo que más me ha hecho volver a las letras es... que 2014 se merece que cuente en primera persona todas las cosas maravillosas que me están pasando. Hay magia en el mundo. Hay caminos que andar, y quedan muchas chinas que esquivar!

A nadie le resulta fácil cambiar de etapa, pero yo creo que yo soy del grupo de personas que se niegan a cambiar, pero que fascinantemente, luego, disfrutan el cambio más que nadie!

Creo que después de Chile todo cambió. Y yo me negué. Y el mundo me empujó al cambio. Pero yo fui reticente. Y ahora... ahora lo he asimilado, y me he adaptado. He dejado la etapa facultativa, he dejado el amor adolescente (no era en la adolescencia, pero lo viví como si lo fuera). Y he empezado a mantenerme a mí misma (económica y psicologicamente).

¿Qué a pasado? Que he ganado. Me he adaptado, y he descubierto una Inma flipante. Capaz. Más capaz de lo que yo pensaba. Adulta, más adulta de lo que yo pensaba. Y coherente, esto en realidad siempre  lo he sabido que lo era, pero no lo aplicaba.

2014 empieza con trabajo (sí, habelos, haylos). Empieza con independencia, y empieza con amor. Todo en un grado de sabor super interesante. Me sabe a vida, me sabe a madurez, me sabe a estabilidad, pero lo mejor, es que se mezcla con ese olor a nuevo, que sólo te dan los libros. Y es que es el olor a escribir la primera hoja de esta nueva etapa. 2 años me ha costado. Dos años para darme cuenta de que había que cerrar el libro anterior! ¡Qué pesada soy! Pero mirandolo con perspectiva, han sido dos años de aprendizaje lleno de colores, colores de transito, pero colores que también olían a vida. No me gusta pasar por la vida, me gusta vivir viviendo.

Y ahora, quiero vivir esto, quiero cada sorbo, cada ráfaga y cada hostia con mucha, mucha intensidad.

Y como siempre, lo mejor, los que viven mi vida conmigo. Sin ellos, no hay vida.

Obrigada, moito obrigada.

PD: Una cosa no quita la otra, en estos 2 añacos de transito han pasado cosas muy molonas. Tengo el corazón rojísimo de pequeños duendes ogilvytos. Y he seguido disfrutando cada sorbito de los que están y no se van! Si es que al final, sin toda esa "peña" nada tiene sentido. Nada.

1 comentario:

Granada Empresas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.