miércoles, 1 de julio de 2009

Diarios de Adán y Eva

Las estrellas son hermosas. Me gustaría coger algunas de ellas para ponérmelas entre el pelo. Pero supongo que nunca lo podré hacer. Sorprendería saber lo lejos que están, porque la verdad no lo parece. Cuando anoche empezaron a hacer aparición, traté de golpear algunas con un palo, pero fue imposible alcanzarlas, cosa que me extrañó;luego intenté lanzarles terrones de tierra, pero no le di a ninguna. Y ello porque soy zurda y no puedo lanzar como es debido. Incluso cuando apuntaba a la que no quería, no conseguía darle a la otra, aunque a punto estuve de alcanzarlas, pues vi la mancha negra del terrón dirigirse hacia los dorados grupos de estrellas unas cuarenta o cincuenta veces y no acertar por poco, y si hubiera aguantado un poco más probablemente hubiera hecho caer alguna de ellas.
Así que lloré un poco, lo cual supongo es algo natural para alguien de mi edad y, trás tomarme un descanso, cogí una cesta y me fuí a un lugar situado en el borde extremo del círculo, donde las estrellas se hallan más cerca del suelo y podía cogerlas, con las manos, lo que hubiera preferido, en cualquier caso, porque así podría cogerlas con suavidad y sin romperlas. Pero estaban más lejos de lo que me imaginaba y, al final, tuve que renunciar a mi propósito. Estaba tan cansada que no podía dar un paso ni a rastras, y, además, tenía los piés muy doloridos y lastimados.

Mark Twain

1 comentario:

Silvia Muñoz dijo...

Delicioso...tan tierno y terrible a la vez...tan inocente y maquiavelico a la vez...tan limpio y candente a la vez...